miércoles, 22 de julio de 2015

Ascensión a la brecha de Rolando, Casco y Taillón.

El viernes por la tarde hay nervios... una vez terminado el trabajo, algunos tenemos casi todo listo. A otros la semana no le ha sido favorable y no han podido preparar nada. Hector, Rolan, Mario L. y yo (Pako) saldremos sobre las 19h de Zaragoza, pero Jesús y Mario G. no podrán salir antes de las 21h.

Sigue habiendo nervios, último repaso a la mochila, pesa mucho, quitamos, falta algo, ponemos... 11-14kg de mochila no te los quita nadie incluyendo agua, tienda, comida, ropa y enseres para dos largos días.

Compramos algo para picar durante el camino y montamos en la furgoneta, cortesía de Jesús G. Una gozada, con las mochilas de travesía y el equipaje de mano para la ida/vuelta con algo de ropa de cambio y lo necesario para una ducha y las botas de los cuatro en el maletero, y sentados bien anchos. El viaje así se hace corto, charlando, riendo, con más ganas y algo menos de ansia.

Enseguida estamos en Broto, en un Hotel que nos recomiendan por lo económico. No necesitamos lujos, solamente descansar para abordar el sábado con fuerza. Dejamos las cosas repartimos camas y vamos a tomar la merecida jarra de cerveza. Buscaremos mientras tanto un sitio para cenar.

Cena, risas y algún local qué no le hubiera importado unirse a nosotros. Mientras vamos por los postres y Mario y Jesús ya están llegando. Nos dicen que cenarán aquí, se comenta qué mejor cenar de camino, es algo tarde para cenar, sobre las 23h. Cuando llegan pasa factura, Mario no tiene hambre, pero Jesús que si lo tiene, no encuentra nada para cenar a esta hora. Primer revés.

El último tramo del bosque de pinos, ya pierde mucha densidad.
La noche pasa rápido, tenemos menos de seis horas para dormir deprisa, a mi y a alguno más, con los nervios y las ganas nos sobran 3... Dormimos poco, pero lo suficiente. Antes de las 7h estamos en el refugio de San Nicolás de Bujaruelo a 1.338m. de altitud, nos calzamos las botas, nos ponemos las mochilas y comenzamos a caminar. Cruzamos el puente románico, nos adentramos en el bosque girando un poco hacia la izquierda y vamos cogiendo altura.




Héctor, Mario L. y Rolan observando el refugio de la Plana de Sandaruelo.
El camino no tiene pérdida, después de más o menos 1km de bosque de pinos llegamos, siguiendo el sendero, a una zona un poco más llana y con vegetación más baja, sin árboles. Un poco más arriba encontraremos una torre de alta tensión. Seguiremos el mismo sendero que no tiene ninguna pérdida e iremos cogiendo altitud. Si seguimos el sendero al poco veremos el refugio de la Plana de Sandaruelo, al otro lado del valle. 


Héctor y Rolan mantienen paso firme.
Seguimos ascendiendo en dirección al puerto de Bujaruelo, llegaremos a una zona con menos desnivel, conocida como la Plana de Lapazosa. Junto al barranco de Lapazosa, que está seco en esta época del año. Más o menos, cuando llevemos una hora caminando tenemos que ver la Cabaña de eléctricas.
Pako, en el puerto de Bujaruelo
Luego seguiremos cogiendo altura hasta el puerto de Bujaruelo o puerto de Gavarnie, dónde muy cerca hay un aparcamiento al que se puede acceder desde Francia. Justo en esta zona hay unos carteles que indican dirección a S. N. de Bujaruelo 2h 15. Nos ha costado subir menos de dos horas así que es bastante factible bajar en menos de 2h 15'. Ahora mismo nos encontramos a 2.273m de altitud. Más de 900m de altitud en menos de 5km de recorrido. Es momento de hacer un breve descanso y tomar un poco de aire, todavía queda mucho día por delante.

Las formaciones Kársticas son bastante características y originales.
Volveremos a subir una cuesta corta que pronto se transforma en un hermoso y extraño paisaje lunar, más llano otra vez, iremos ganando altura poco a poco. A nuestra derecha veremos perfectamente los Gabietos, con su glaciar, y cruzaremos el arroyo que baja de este. Más adelante deberemos trepar, sin ninguna dificultad técnica, por el salto de agua del arroyo del Taillón, que baja del ibón de igual denominación, por esta pegado a este pico, nuestra máxima cota que abordaremos el domingo.


Rolan y Héctor en la cascada procedente del Taillón.
Una vez superada esta pequeña cascada, sobre las 11h de la mañana, llegaremos a una zona con muy poco desnivel, desde la cual se observan perfectamente el Dedo y el Taillón, así como su glaciar, todavía repleto de nieve helada.


En esta planicie iremos ganando una poca altitud, para girar a la izquierda y cruzando un par de pequeños neveros, acceder al refugio de la Brecha o de Sarradets, pudiendo contemplar así las otras cimas más orientales como el Casco, que abordaremos esta tarde, y La Torre, así cómo el gran circo de Gavarnie con su impresionante cascada, la Grande Casacade o Cascada de Gavarnie, la más alta de toda Europa, con 423m. de caida.
Dedo, Taillón y glaciar del Taillón.
Impresionantes vistas del Cilindro, Marboré, Torre, Casco, Brecha, Circo y Cascada de Gavarnie y el refugio.

Marmota en un nevero junto al refugio de la Brecha.
Una vez en el refugio aprovechamos para beber agua fresca, descansar unos veinte minutos, comer algo ligero (fruta y barritas) y reponer fuerzas. Todavía nos queda una buena subida hasta la brecha. En el refugio hay una tubería de agua fresca que baja desde casi la altura de la brecha, seguramente del deshielo de algún ibón. Aquí se puede aprovechar para reponer. Si lo hubiésemos sabido hubiéramos cargado con algo menos de agua a la subida. Durante todo el camino hemos vistos animales: Mariposas, alguna rana, aves, y sobre todo marmotas, aquí una que Jesús inmortalizó perfectamente.

Primera subida de piedra suelta por una arista.
Después de refrescarnos y reponer energía, tiramos poco a poco para arriba, son las 12 del mediodía, es una cuesta con mucha pendiente, de piedra y arena sueltas, por tanto hay que tomárselo con calma. Estamos a unos 2.640m de altitud, llevamos ascendidos más de 1.300m y vamos a subir 220m más en 1,2 km. aprox. por piedra suelta y luego por nieve. No habrá concesiones hasta llegar la brecha, pasos cortos, paradas muy cortas y no dejar de avanzar será nuestra máxima en este penúltimo tirón de hoy. Entre la parte de piedra y la de nieve hay una pequeña zona de grandes rocas también muy singular.

Después subimos por la nieve.
El ascenso por la nieve es sencillo, ya que es muy tendido, al final hay alguna pequeña trepada en la roca que no supone ninguna dificultad, ni siquiera para mi qué sufro de muchísimo vértigo. Y por fin llegamos a la brecha, impresionante, corre el viento de norte a sur, fresco, pero el sol nos pega de lleno, ya casi es la una del mediodía. Giramos a la derecha y buscamos "alojamiento" en la vertiente española, ya que la Brecha de Rolando, y toda esta muralla que forma el Macizo de Monteperdido hacen de frontera natural entre España y Francia.

Mario repasa la ruta mientras Héctor monta la tienda.



A la una estamos con las tiendas montadas, listos para dar un pequeño bocado, reposar un poco las piernas y emprender la marcha hacia el casco. Estamos a casi 2.900m de altitud. Acampar aquí ya es todo una experiencia. Aunque ahora pensamos en que tanto peso durante muchos kilómetros recorridos y muchísimos miles de metros ascendidos está haciendo mella en nuestras piernas. Mi primo Rolan y yo compartimos algo de jamón serrano con un poco de pan y un plátano para cada uno. Cómo veréis, hacemos comidas ligeras, cada poco tiempo, qué nos den la energía suficiente y sobre todo que no nos ocasionen una digestión pesada.

Hacia delante la brecha, a la derecha, más lejos, el Casco.
Sobre las 14h partimos. "El paso de los sarrios nos espera", pienso, algo asustado pero decidido. Dejamos todo el peso superfluo en las tiendas y repartimos peso en pocas mochilas para ir haciendo turnos, llevaremos agua, alguna barrita y ropa para la cima. Desde aquí parece inaccesible, una fortaleza inexpugnable construida por la naturaleza para no ser pertrechada. Hacia el otro lado se ve nuestra tienda, roja, brillante al sol, bajo una arista algo más atrás de la brecha.

Hacia atrás la brecha, el punto rojo casi invisible es nuestra tienda.
Mario, Pako y Rolan abordando el Paso de los Sarrios
Avanzamos hacia el este pegados a la pared de roca, cruzando transversalmente de Oeste a Este por la Brecha de Rolando, la zona, aunque con piedra suelta y algún punto en el qué hay que utilizar las manos, no tiene mayor complicación. A partir de aquí cruzaremos un nevero, y pasaremos por el espacio entre otro nevero y la roca. Después aparece la temida cadena, el paso de los sarrios, no es complicado si se tiene una buena preparación técnica, que de aquí en adelante nos hará falta en todo el recorrido, a partir de aquí ya no es una ruta para senderistas o excursionistas. Una vez pasado el paso de los sarrios, ascenderemos rápidamente por un sendero que precede a una repisa, para girar todo el rato en sentido contrario a las agujas del reloj y abordar la cima del Casco por la cara SE. No sin antes cruzar varios neveros algo expuestos.
Mario, en el paso de un Nevero.

Con tanta nieve no se avanza rápido y llevamos un día muy largo a nuestras espaldas, pasado el último y larguísimo nevero, comienza la subida a la antecima, casi trepando, por un terreno muy descompuesto, a la bajada tendremos que llevar cuidado. En los últimos metros hay alguna trepada fácil en roca de buena adherencia (sobre todo es fácil para los que no tienen vértigo :-P).

Son las 15:45, hacemos en la cima un receso para tomar fotos y tomar una barrita, además de retomar el aliento y coger fuerzas y ganas para bajar. Nos hace ver lo altos qué estamos, primer tresmil de esta aventura, cima de el Casco o Corral Ziego con 3.011m. de altitud. Yo creo qué a estas alturas ya hemos superado los 2.000m de desnivel positivo acumulado, a ver cómo aguantan la bajada las piernas.


Cima del Casco, al fondo la brecha, punta de Bazillac y el imponente Taillón.
Bajada con roca suelta, al fondo el pico Descargador.
 La bajada es más exigente técnicamente que la subida, como se ve en la imagen, la pendiente es considerable, y destrepar por la roca suelta es todo una aventura, hay que intentar tener bajo el centro de gravedad (bajar el culo) y pasar pegados a las rocas, dejando que estas deslicen un poco, pero no demasiado.

Los neveros de bajada también son más peligrosos, si de subida, cómo indicaba Rolan, clavábamos punteras, a la bajada habrá que hincar el talón para frenar nuestro peso en el descenso. Y qué decir del paso de los Sarrios a la vuelta, que impone a pesar de su poca pendiente, al estar tan expuesto deja ver toda la caída, una imagen no muy apta para los que tienen miedo a las alturas. Una vez pasado este paso, nos encontraremos alguna trepada, más dura por el cansancio acumulado que por su dificultad técnica.

Llegamos al campamento, descansamos, nos cambiamos la ropa húmeda por otra seca y de más abrigo, ya son algo más de las 17h y el cansancio, desde las 5:30 en pie, aprieta. Pronto tomaremos un bocado, será nuestra cena, un salchichón casero encontrado en una bolsa esta mañana sigue ahí, y sorpresa, también hay un bote de leche condensada, sobrevivirán, no creo, serán nuestro aperitivo, además de algún caldito que nos prepara el chef Héctor, bocadillo o ensalada de pasta están entre nuestros manjares. Y qué no falte un trago de vino de la bota de Rolan, esta vez en botellín de agua, sabe igual de rico.
Comenzando con la cena en el campamento.

Una charla, unas risas, el cielo cada vez está más encapotado, nos amenaza. A las 19:30 decidimos que algunos nos tumbaremos, si no a dormir, de momento a descansar.

El dedo, curiosa formación.
A las 12 de la noche hace calor en la tienda, comparto con Rolan, salimos un poco y sorpresa, ni una nube, una de las mejores experiencias que me traigo de este viaje. El cielo, lleno de estrellas, constelaciones, galaxias, y las lenguas de nieve reflejando la luz de la luna iluminan todo el valle, la vista es espectacular, la temperatura ha bajado y tendremos unos 4-6ºC, volvemos a la tienda, que ahora si que dormiremos a pierna suelta.

A las 6h suena el despertador, aunque llevamos un rato (algunos más) levantados. Buen invento el café autocalentable de la gasolinera. Con una barrita de proteinas para darle algo de consistencia al desayuno. A las 7h estamos subiendo a por nuestro segundo tresmil del fin de semana, el Taillón, pasando un par de neveros no muy complicados y luego por la derecha del dedo, alguna repisa corta y ancha, de facil acceso para la que casi no hace falta usar las manos y después un corto destrepe nos llevará a la arista, expuesta pero muy ancha para mi gozo.
La arista de la cara sur por la que accedemos al Taillón.

La arista, llana nada más pasar el dedo, en unos cientos de metros se vuelve empinada. La pendiente no es apta para domingueros, aunque estemos en domingo, aunque vemos algún tipo que sube sin agua y sin ropa... les advertimos que cuando lleguen arriba, desearán haber tenido una chaqueta a mano.

En la cima del Taillón.
La pendiente de arena y pequeñas piedras sueltas, permite subir a buen ritmo, sin excesos.



Es una subida dura, físicamente más qué la del Casco que abordamos ayer, aunque no lo notamos por el buen descanso nocturno, pero técnicamente es mucho menos exigente, aunque conforme nos vamos acercando a la cima, encontramos alguna trepada, al llegar arriba vemos qué hay otra vía más accesible y llana, sin trepadas, pero más larga, por la qué bajan Mario G. y Jesús, los demás de perdidos al río. Hubiera sido más fácil pero ya estamos en el ajo.

Panorámica desde la cima del Taillón, a contraluz Marboré, Cilindro, Monteperdido, Añisclo, Torre y Casco.

Solo queda volver al campamento y desmontar, para cargarnos de peso y volver a bajar, aunque se nota que falta la comida, y llevamos menos agua. En el refugio de Sarradets repostaremos el líquido elemento, para continuar la bajada.

Desmontamos rápido y recogemos. El primer tramo, el glaciar de la Brecha es sencillo, el segundo por roca suelta y arena algo menos, pero se baja muy rápido. Pequeña parada en el refugio y continuamos. La cascada, y ahora hacia el puerto de Bujaruelo, se hace un poco largo, dolor de pies, cansancio...

Imagen del puente románico de San Nicolás de Bujaruelo
De aquí en adelante del puerto hasta San Nicolás de Bujaruelo, a la subida parecía corto, íbamos frescos, hacía buen tiempo, pero ahora a la una del mediodía y con todo el esfuerzo acumulado, los 37ºC se notan, sobre todo porque unas horas antes estábamos a treinta y tantos grados menos.

La parte del bosque sigue sin dar tregua, pero se comienza a escuchar el jugueteo del río Ara con las rocas que lo encauzan. Lo cual nos alegra y nos da fuerzas para seguir, hasta oir coches y niños gritando. La poza bajo el puente románico será nuestro baño, tan deseado en estos días. Esto nos aliviará el dolor de pies y hará qué recuperemos nuestras piernas sorprendentemente.

Podéis descargar el track de la ruta aquí (Gracias Mario):
http://es.wikiloc.com/wikiloc/view.do?id=10185463

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