El pasado 1 de septiembre el Club deportivo "el Marinote" participó en la IX Ruta de la garnacha en BTT. Con esta ya van nueve ediciones, y aunque desde el Marinote sólo hemos estado participando en las dos últimas, nos parece una cicloturista de las más interesantes.
Consta de dos recorridos, uno de unos 40km y otro de 62km con más de mil metros de desnivel. Ambos con salida y llegada en el mismo punto. Nuestra participación, con cinco miembros, va aumentando cada año y esperamos que siga así. Los cinco participamos en el recorrido largo y al final comentamos sensaciones diferentes, pero vamos a empezar por el principio:
Madrugón, unos más y otros menos, pero madrugón. La prueba comienza a las 9:00, pero es conveniente estar con bastante antelación para recoger el dorsal y los regalos. O inscribirse si no se han hecho los deberes. Las inscripciones online cuestan 14€ y se cierran el día 28 de agosto. A partir de aquí la única forma de inscribirse es el mismo día de la prueba desde las 7:30h por 20€. Así que si hay nervios esa noche por la prueba, ese día se duerme poco.
7:45 Nos encontramos y cargamos las bicis en el portabicis del coche, revisamos que esté todo, casco, guantes, gafas (imprescindibles en esta prueba por la cantidad de polvo que hay), herramientas, cámaras, agua... ropa para cambiarnos después. Está todo, siempre te quedas con la sensación de que algo te dejas. Pero está todo.
8:15 Llegamos a Borja, y aparcamos fácilmente en las inmediaciones de las piscinas. Descargamos las bicis, primera caida, dos de las tres bicis que van en nuestro coche van al suelo. Mejor dicho, la mía (Pako) tira la de Nacho. A lo que le digo, tranquilo Nacho, que si se cae ahora ya no se cae más, esto es buena señal. Ramón, que también viene conmigo, dice, yo ya he dejado la bici lejos de la de Pako, que ya se que siempre acaba en el suelo... (me resigno, es lo que tiene mi bici, jajaaja).
Vemos a Alejandro, estamos aparcados casi al lado, ya está inscrito y tiene su dorsal. Terminamos de montar todas las bolsas y botellines en las bicis y nos vamos a por los nuestros. Falta más de media hora y se huelen las ganas de salir. La gente ya está calentando, calle arriba, calle abajo.
Tres filas, por orden alfabético del apellido, nos esperan en las piscinas de Borja. La cosa va rápida, mucha gente apoyando en la organización, cuento unas cuatro personas por mesa. Da gusto, aquí todo el mundo echa un cable y esto genera buen rollo. En menos de 10 minutos tienes el dorsal en la mano y tu bolsa de regalo conmemorativo y las bridas para fijar el dorsal.
Salimos a colocar los dorsales en la bici y nos encontramos a otro miembro del club, Carlos, que ha venido con su sobrino, los dos participan en la larga también.
Alejandro y Ramón preparados para la salida. |
Una vez colocados los dorsales, la gente está nerviosa, hay más gente calentando, y los que tienen prisa van cogiendo hueco en las primeras filas, la verdad que nosotros ni lo intentamos. Ya saldremos con calma, que no tenemos prisa, y menos al principio. Así que charlamos y nos echamos las fotos de rigor Nacho, Ramón, Alejandro y yo. Porque a Carlos y su sobrino ya los hemos perdido de vista entre la multitud.
Nacho y Pako, antes de salir, un poco serios. |
Sin darnos cuenta la salida, la mayoría de la gente deja paso y va con cuidado, más de 350 participantes por una misma calle, por ancha que sea, son muchos. La gente al principio sale muy pegada, dejando sitio y sin incidentes, pero entre todos hacemos tumulto, subimos por las calles de Borja, hasta llegar al camino, aquí con tanta gente, hasta el primer avituallamiento (km 18) no se deja de comer polvo, creo que con el viento y el polvo suelto de los caminos hasta el primero llega cubierto de tierra.
Nacho y Pako junto a otros participantes al comienzo de la prueba |
Poco a poco vamos cogiendo altura, sin sobresaltos, el ritmo es fuerte para los que no somos "máquinas de pedalear". Para ir ascendiendo el grupo no baja de 16 - 18 km/h. La inercia te empuja a seguir al grupo. Pero poco a poco cada uno va cogiendo su ritmo y encontrando su grupo entre viñas y piedras. Conforme vamos avanzando, algo antes del km 8, la pendiente comienza a inclinarse. Va incrementándose la dureza progresivamente hasta alcanzar pendientes del 6% aproximadamente, hasta el km 9,5, donde tenemos 500 metros de respiro hasta volver a subir, en el km 10. A partir de aquí comienza la "subida al Santuario de la Misericordia". La primera "subida gorda". Durante 3km nos moveremos en pendientes de entre el 7 y el 12%, con poco o nada de respiro entre una y otra curva. Las curvas son fuertes y el desnivel muy elevado, hay que tener buena técnica de subida para no perder pedalada, y conforme vamos avanzando curva tras curva, se ven más ciclistas que tienen que echar "pie a tierra" y algunos subir empujando la bici.
Después de la dura subida, (a mi personalmente se me hizo corta porque encontré un buen ritmo al principio y no lo dejé hasta el final de esta), se agradece una zona de trialera con subidas y bajadas hasta cambiar por completo la pendiente y transformarse en una vertiginosa bajada, campo a través en algunas zonas y por laderas con senda bastante estrecha en otra, en la que hasta el mas versado tira un poco de freno, solamente es un poco más de 1km y aparecemos en un ancho camino, también de bajada, que nos dará un respiro de verdad, sin tener que bajar en tensión para mantener el equilibrio, que tras poco más de otro kilómetro, nos deja en una pequeña rampa ya asfaltada que nos hace llegar en unos metros al Santuario de la Misericordia. Punto donde se encuentra el primer avituallamiento, en el km 18.
Relajamos piernas, nos hidratamos, comemos algo de fruta. El trato exquisito, la organización muy buena, el Aquarade un poco malo, hubo consenso en que mejor Aquarius. Pero hidratar, hidrata, las frutas buenísimas, melocotón, paraguayo, plátano. Y también barritas de cereales, dos variedades melocotón y chocolate. Las de chocolate estaban tan buenas que no pude probar las de melocotón.
Entramos al Santuario, este año estaba cerrada la capilla dónde está el famoso "Ecce homo". Así que media vuelta, a la bici y para arriba otra vez, que ya llevamos 15 minutos parados y nos queda aún mucho por subir.
Primera curva y pendiente del 11% todo uno, para empezar bien, luego se suaviza un poco y circulamos por un camino con el plano inclinado lateralmente, entre pinares, una zona de subida bastante bonita, alcanzamos la cima y otra vez para abajo.
Ramón, nuestro experto en descensos. |
Del km 20 al 30 es prácticamente todo hacia abajo, aunque hay algún repecho. El primer tramo de bajada, por un bosque bastante espeso y un sendero muy estrecho, es espectacular, de lo mejor de la prueba, una zona con tramos técnicos al principio, y con intensas y largas bajadas en las que hay que tener mucho cuidado con las piedras sueltas y con las curvas cerradas. En el primer tramo está el famoso "escalón", que te avisan, es fácil de bajar pero hay que atreverse. Y muchos echan el pie (yo lo hice el año pasado, este iba más atrevido, llevo la horquilla un poco más dura, y se nota, que la llevaba blanda para mi peso).
Alejandro bajando muy concentrado. |
Después de estos km de bajada, tenemos la bifurcación donde el grupo de la ruta corta sigue recto, y el grupo de la larga sube hacia el parque eólico. Y donde tenemos a nuestro amigo Dimas, como el año pasado que nunca nos deja coger el camino a la ruta corta.
Comenzamos subiendo, el primer kilómetro y medio tiene una pendiente media del 4%, aunque en algunas zonas llega hasta el 7%. A partir de aquí la cosa se pone dura, otra vez subida de las duras, de las de poner el plato pequeño y el piñón grande o casi y pedalear a un ritmo asequible porque tendremos que subir 2.5km más con una pendiente media del 10%, alcanzando el 18% en algunos puntos. Lo que hace que otra vez se vea la gente a pie, agotada por el esfuerzo o porque se pierde agarre y al ser tierra es imposible subir a la bici y pedalear de nuevo.
Vistas desde lo alto, nada más llegar al parque eólico. |
Llegamos al parque eólico con las pulsaciones altas y agotados por la dureza de la subida. Pero ya hemos pasado lo más duro de la prueba, en esta zona nos indicaron desde la organización que se había modificado algo el recorrido para evitar el viento de frente, ya que al ser una muela las rachas son muy fuertes y hacen muy difícil avanzar. Además de que sigue siendo falso llano, porque vamos cogiendo altura durante los 5km aprox. que tiene este tramo, aunque de forma muy suave y progresiva.
Poco a poco dejamos el parque eólico y volvemos a entrar en un bosque de pinos lleno de curvas bajando a gran velocidad, se disfruta mucho pero es muy corta. Y un poco más adelante, es cuando encontramos posiblemente la bajada más técnica de todo el recorrido, justo antes de El Buste, bajando por unas terrazas estrechas, con piedras grandes, pero nada sueltas y giros de 180º.
Antes de terminar el pueblo de El Buste, casí al final, en el km 40 aprox. nos encontramos con otro avituallamiento. Muy deseado, el cuerpo ya empieza a notar el cansancio, comentando con varios ciclistas este es un punto crítico en el cual es fácil llegar con tirones y molestias en las piernas, porque las bajadas técnicas no dan tregua a las piernas que tienen que estar en tensión todo el tiempo para mantener el equilibrio. Mi caso y el de algún compañero más, era no poder bajar de la bici hasta pasado un tiempo, por agarrotamiento tanto en ambos cuadriceps, como en los isquiotibiales.
Después de recuperar un poco y rodar relajado, la zona con trialeras y bañeras, y más bajada que subida te permite rodar rápido sin un gran desgaste. Volvemos a bajar esta vez por zonas más secas, entre campos de cultivo y otras zonas más pedregosas, también tenemos dunas con arena suelta, vamos un poco de todo, y nada de aburrimiento, un poco más adelante bajamos por zona de barranco, con piso muy duro y sin piedras sueltas, y la verdad que se puede alcanzar mucha velocidad, aunque hay que tener cuidado en alguna curva. Aunque hasta ahora todas curvas peligrosas están muy bien señalizadas, avisando gente de la organización que se ve de lejos, con sus chalecos naranja fluorescente.
Aún así, en alguna curva es fácil entrar derrapando, y hay que controlar bien la bici para no caernos. Después de esta zona, accedemos a una serie de caminos de acceso a zonas de cultivo, olivos y vides nos rodean, los desniveles no son gran cosa, nuestras piernas lo agradecen encarecidamente.
Iremos perdiendo altitud de forma suave hasta el km 54, en el cual volvemos a subir, pero sin grandes desniveles y con una pendiente media muy asequible para seguir rodando a un ritmo elevado, si hemos conseguido recuperar energías.
Carlos y su sobrino Javier, llegando a la meta. |
Finalmente entramos en el pueblo de borja, y recorremos unas cuantas calles, subiendo, se hace largo, el final se presiente, pero no sabes cuanto te queda, cada calle se hace más larga que la anterior, hasta llegar a la calle que baja hacia la meta en un parque, muy bien organizada también. Esta calle te dan ganas de meter el plato, con la euforia, y las ganas de llegar. Te leen el código de barras del dorsal y fin, se acabó lo bueno o lo duro o lo malo, según como te haya ido, pero imagino que lo bueno porque se ve mucha gente que repite.
A partir de aquí, ducha en las piscinas y comida en el polideportivo, a intercambiar opiniones. Una prueba bien organizada donde las haya, bonita y con un poco de todo para que nadie se aburra ni eche nada en falta.
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